Qué añejo
el sabor de esta tarde vasta
y rigurosa,
qué amargo el café y el templado
sonar de
las palabras,
qué
profundas las horas pesadas como párpados.
Qué largas
las lanzas, qué afanosas las pisadas,
poderosas, marchando como ejércitos,
uniformes,
seguras, maquilladas
como putas:
colonias de caricias,
carmín
reseco y áspero.
Sin
embargo, sigues convencida que me quieres.
Qué añejo el sabor de esta tarde vasta
ResponderEliminary rigurosa, qué amargo el café y el templado
sonar de las palabras,
hermosas palabras
martha murillo
en la brevedad también puede esconderse la belleza...
ResponderEliminarun final precioso
"un gran poema" viniendo de usted, poeta, esa palabras cobran todo el sentido ;) tu criterio es una brújula que me indica el camino, siempre lo fue y siempre lo será.
ResponderEliminargracias