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viernes, 2 de octubre de 2009

¿ Sabes ?



Hay veces en que me quedo esperando a la noche,
pero no aparece y en su lugar
me deja el labio yermo y horas huérfanas.
Y yo, como el más estúpido de los amantes,
la excuso, siempre acepto sus motivos,
aun cuando su voz disfraza sus manos
que me hablan de otros nombres.

Pero hay veces, también, que me rebelo,
que anochezco infiel y te dejo para mañana,
me digo: ya vendrá con sus pelos confundidos,
oliendo a otras palabras, los ojos mal pintados.
Resulta entonces que en esos momentos
soy – si cabe- más cobarde que nunca
y me olvido que tú ya conoces mis teatros.

¿Sabes? A mí nunca me importó que fueras libre,
tampoco inclinarme como un sauce en tus lirismos,
pero en toda tormenta hay una vela
que claudica al empuje de los vientos.
Y en este océano que improvisamos
como juegos de mesa entre dos adolescentes,
he tejido mi piel como tablero
y aprendí a no cortar más tu baraja.



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