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miércoles, 10 de junio de 2009

Enero


Ilustracion: María José Calderón Vázquez



De pronto tus ojos.


Y de pronto fueron los helados grises de la noche,

de pronto tus ojos, yo solo fui un espectador anónimo,

el olor de los álamos, la tierra húmeda,

llovía aquel diciembre y de pronto tus ojos.

La noche era una ventana de azules y mármol,

una caricia ámbar de tu boca,

fue como deshojar las horas como pétalos,

y yo, arañado por las calles del Sur,

entendí aquel mensaje escrito en la botella,

era esperar y esperé como espera la costa

la siguiente ola que bautice las sedientas arenas,

pero todos los mensajes tienen un posdata,

y yo nunca fui un poeta de los de letra pequeña,

así que encendí un cigarro, di cuerda al reloj,

y los minutos fueron un ejercito de viento.




Minuendo


El silencio dibuja en el espacio las palabras de la noche,

se balancean en el aire como acariciadas por las sombras,

junto a ellas no soy mas que un péndulo inexacto,

un metrónomo.

Un corazón arrítmico que bombea huellas sincopadas.

Estériles.

La noche es un desierto de luciérnagas, un reflejo que asola

las desnudas voces del anonimato, el tiempo pierde relevancia.

Se suceden digresiones, Verano y Otoño se evaporan,

Enero detona con fanatismo inusitado pero a través de tus labios

sigo llorando octubres aritméticos, cárceles de mármol.

Minuendo y azules en un vaso.




Lugre


Cada minuto agotado perfuma la habitación

y explota en la distancia como una espora amarga,

he recorrido el trayecto equilátero de Hayaam,

el doble gesto de la añoranza.

Pero entonces todos los parpadeos

son hermanos en la noche,

convergen en el suelo

como desiguales otoños alfombrados

y mis ojos exhalan viudas púrpuras.

Quizá sea que por estos océanos no caduca el hemisferio

ni soplen de costado huracanes capaces de tumbar

ánimas con gavias, caricias de latón.

Háblame de los callados céfiros secretos.


Los calendarios anónimos ( Editorial Cocó, 2008). Mes: Enero.

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