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jueves, 18 de junio de 2009

De cuando aquellas noches


Dicen tus hoyuelos que no hay besos olvidados,
tu sonrisa miente,
pero miente despacio y es balsámica y sanadora,
convierte la noche áspera en una escalera elíptica
de escalones innumerables, marea arquimediana.
Pero entonces, sobre tus manos,
sabes como hacerme deshojar el corazón
vertiendo cada pétalo como un licor de amapola
hasta llenar la copa.
Te miro y se me antoja inédito el gesto
de tus labios enjuagados, inédita, también, la timidez
de tus mejillas, el color de tus pupilas.
Pero esta noche es solemne y no entiende de conjuras,
a pesar del frío que producen dos agotadas
caricias de mármol. Quizá, tras el sendero de los años,
si acaso recordaremos, sobre el suelo, nuestras ropas
y éstas conserven la quietud y la nostalgia de las ruinas clásicas.



La abadía en el encinar ( Casper Van Friedrich )

2 comentarios:

  1. Hermoso poema que inunda el corazón de imágenes. Grata sorpresa encontrar tu blog (fue a través de la info del recital chilango andaluces ).
    Saludos desde Perú!

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  2. Gracias por el comentario, me alegro que te guste lo que has leido. Espero verte por aqui a menudo y que siga gustandote lo que leas.

    Un saludo desde Sevilla.

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